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¿Cómo se inició el Ministerio de la Iglesia Nueva Generación?
¿Cómo se inició el Ministerio de la Iglesia Nueva Generación?
El Ministerio Nueva Generación de Poder no nació de un pensamiento humano. No fue algo que decidimos nosotros. Habíamos servido muchos años en otro ministerio, pero surgieron circunstancias que nos llevaron a hacer una parada ministerial y esperar la dirección del Señor.
Durante casi un año estuvimos orando y buscando su voluntad. Fue un tiempo especial. Y en medio de esa espera, llegó una invitación a Ucrania, antes de la guerra, para predicar en una convención con más de 300 futuros pastores.
Un nuevo llamado en Ucrania
Un nuevo llamado en Ucrania
Esa visita fue una cita del Cielo. El Señor me ministró profundamente. Fue como recibir un bautismo de fuego del Espíritu Santo. Allí nació el nombre del ministerio:
“Nueva Generación de Poder”.
Recibí una nueva unción, una visión y una palabra para mi vida.
El Señor me mostró que era tiempo de cerrar una etapa y comenzar otra. Salimos del ministerio anterior en paz, con una carta de agradecimiento y la bendición de todos.
“A paz nos ha llamado el Señor.”
🏛 Fundación legal e internacional
Decidimos formalizar el ministerio legalmente en España, con su NIF, y establecerlo con visión internacional.
El Ministerio está adscrito a FEREDE y cuenta con todos los medios jurídicos para funcionar legalmente dentro y fuera del país.
Sentí en mi corazón trasladar el ministerio a una nueva ubicación. Así llegamos a Montcada i Reixac, donde compramos dos naves para comenzar con una visión fresca del Espíritu Santo.
😷 La prueba y la provisión
Tras la compra, vino la pandemia del COVID. Fue una prueba de fuego. El enemigo quiso frenar el avance, pero el Cielo intervino. Con la ayuda del Señor y sus ángeles, salimos adelante.
Hoy tenemos una amplia y hermosa iglesia, y también un nuevo local para la obra benéfica.
“Porque lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a los fuertes.”
✝️ Seguimos adelante
Seguimos caminando con temor, obediencia y respeto por todos los siervos del Señor. No para competir, sino para cumplir el llamado que Dios nos entregó con amor, unidad y visión eterna.
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